Published On: Jue, Abr 2nd, 2020

Comunicado de Juventud por el Clima Villalba – Sámara ante la crisis socio-sanitaria del Covid 19

La crisis del Covid-19 ha puesto en evidencia muchos aspectos de este sistema y su afán destructivo. En síntesis, esta crisis ha demostrado que el capitalismo está en guerra contra la vida, y nuestro colectivo tiene claro de qué lado está.

I Reunión Moral por el Clima
Representantes de Sámara Juventud por el Clima participando en la Reunión de Moral por el Clima

Nos situamos en contra de los recortes, la degradación de los servicios públicos y de la especulación con los mismos. Además, rechazamos la proliferación de EREs y ERTEs y toda agresión empresarial al trabajador, la falta de protección en el trabajo y el transporte hacia él, y la obligación de mantener la producción en industrias ahora superfluas. Por ello, rehusamos medidas gubernamentales que blinden a grandes empresas y bancos, canalizando ingentes cantidades de dinero y recursos hacia las mismas entidades que estos años recientes han ejecutado miles de desahucios, se han lucrado con lo público y condenado a muchas familias a la precariedad.
Desde JxClima Villalba-Sámara defendemos el llamado ‘Plan de Choque Social’ (promovido por movimientos sociales y sindicales): suspensión del pago de hipoteca, alquileres y suministros energéticos para quien pierda ingresos; ningún despido y renta de cuarentena para quien carezca de ingresos; intervención de la sanidad privada sin compensación. Animamos a financiarlo con un impuesto de solidaridad a la banca que rescatamos en la pasada crisis y a las empresas que están aprovechando ésta para aumentar sus beneficios en sectores como alimentación o farmacéutica. También llamamos a la colaboración con las redes de solidaridad local, puestas en marcha desinteresadamente para asegurarnos que a las personas de riesgo no les falte de nada – en Villalba, el teléfono de la red es 622537536.


Tampoco queremos olvidarnos de mostrar nuestro apoyo a presos en cárceles, centros de menores y Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), a los sin techo y migrantes sin documentación legal – colectivos vulnerables y estigmatizados, sobre los que la crisis se está cebando: falta de información y protección, condiciones penosas de vida, y situación de agresión institucional constante a sus derechos y libertades. Nos preocupa, además, la militarización del espacio público y la prepotencia y acoso policial.

Esta crisis nos está enseñando que no son banqueros, empresarios y jefes quienes mantienen la economía a flote sino los trabajadores, y que el sentido de ésta no debe ser el enriquecimiento sino asegurar bienes necesarios para la vida. Resulta natural afirmar que la producción y consumo deben organizarse según nuestra capacidad y necesidad, no los dictados del Ibex 35.

tro hecho revelado de lleno por esta crisis es la interrelación entre las distintas estructuras opresivas y relaciones de poder. Esta crisis tiene causas y repercusiones ambientales. Por un lado, la globalización económica, altísimas cotas de producción, el nulo respeto a los animales, que, unido al deseo de beneficio económico, resulta en condiciones de insalubridad, hacinamiento y sobre-medicalización – en definitiva, caldo de cultivo idóneo para virus como el Covid-19. Por otro lado, el freno repentino a la economía ha hecho que, por ejemplo, las emisiones se desplomen o los animales regresen a espacios de los que habían sido expulsados. Estas son de las pocas consecuencias positivas de la crisis, pero no las queremos a costa de regresión en derechos socio-económicos. La transición a una economía verde debe ser consciente y voluntaria, acompañada de medidas sociales pertinentes.


Teniendo en cuenta la deriva actual de la gestión en la crisis, podemos predecir que lo que se nos viene tras la recuperación será una crisis peor que la del 2008, tanto por sus características como por el estado precario de la mayoría de sectores sociales. El obsceno espectáculo dado por la Comunidad de Madrid despidiendo a las trabajadoras de comedores escolares para dar el servicio a grandes empresas de comida basura nos muestra a las claras que el plan de las élites es continuar salvándose a sí mismas a costa de nuestra salud y nuestros derechos. Debemos prepararnos, por tanto, para una nueva ola de movilizaciones, desobediencia civil y construcción de un pueblo unido, consciente y auto-organizado. Una de las razones principales por las que China y Corea del Sur ha respondido de mejor manera a esta misma crisis es por su mentalidad colectiva, que los lleva a actuar por el bien común. El individualismo atroz, característico de nuestras sociedades capitalistas, deberá ser abandonado en favor de pensar y actuar como integrantes de un todo. Es hora de poner en valor nuestro entorno y conexiones, celebrando no el ‘sálvese quien pueda’ sino el apoyo mutuo.


Por eso llamamos a la juventud a mostrar la solidaridad intergeneracional que las pasadas no mostraron, permitiendo el desbordamiento del cambio climático. Ahora nos toca dar ejemplo por nuestros mayores extremando las precauciones. Cuando finalice la cuarentena será el momento de exigir medidas contundentes frente a la crisis social, ambiental y económica causada por este capitalismo agónico. Cuando decíamos que la vida nos iba en ello, nos referíamos a crisis como la actual, y solo atajar la raíz del problema nos salvará de crisis peores. Estamos comprobando que el capitalismo no caerá solo, y si queremos vivir en una sociedad justa, sana y libre, deberemos construir relaciones y espacios desde el cuidado, la empatía y la libertad.

Juventud por el Clima Villalba-Sámara

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