Published On: Jue, Jun 6th, 2024

No sabrán la altura que tenemos hasta que no nos pongamos de pie

Por Mercedes Pérez Merino

Bueno, pues aquí estoy, embarcada en la lista de las Europeas con PODEMOS y según me indican, teniendo que explicar por qué hay que votarnos.

¡Válgame, Dios¡

Con la “guerra” que dicen que damos, con la de veces que hemos tirado y seguimos tirando del carro contra viento y marea para hacer los cambios sociales más ventajosos… ¿Y me aseguran que todavía hay quien no sabe lo que pedimos, lo que proponemos para mejorar la vida de las personas?

¿De verdad que aún hay alguien que no sabe que PODEMOS, por exigir las medidas y leyes que mejoraran la vida y derechos de los más humildes, ha sido injustamente vilipendiado, perseguido y acosado hasta el paroxismo?

Pues parece que así es. Que todavía hay que recordarlo.

Y en esto ando, cumpliendo el encargo.

A mi criterio, los partidos para pedir el voto, deberíamos poner por delante el programa a cumplir y sobre todo el fin CIERTO que se quiere alcanzar.

El de PODEMOS es sencillo de pronunciar y difícil de conseguir en los tiempos que corren: PAZ.

Paz para nacer y morir, para crecer, para reír, para luchar, para trabajar. Para criar a tus hijos, para cuidar a nuestros mayores, para -al final de nuestra vida laboral- poder disfrutar y descansar…

PAZ PARA VIVIR.

EXIGIR LA PAZ -en toda su amplitud-, es el primer mandato que todos deberíamos cumplir.

Pero sobre todo (por supervivencia) DEBERIAMOS CUMPLIR ese mandato todos los que no pertenecemos a esa poderosa élite que está por encima del bien y del mal.

Debemos exigir PAZ porque podemos encontrarnos, más pronto que tarde, en la tesitura de tener que ver a nuestros hijos involucrados en un sinsentido, luchando por un mundo que se les desvanece entre guerras que solo benefician a esos potentados (que permanecen atrincherados en sus seguros búnkeres).

Debemos exigir PAZ, porque es la única forma de conseguir que a nuestros hijos no se les niegue el pan y la sal, que se les permita ejercitar su legítimo derecho a una vida digna, a un trabajo digno bien remunerado, a una vivienda digna y a una sanidad y escuela públicas dignas y universales.

Incomprensiblemente, aún hay que reclamar y exigir lo evidente

Es increíble.

Es increíble que los que vivimos modesta u holgadamente de nuestro sueldo, de nuestro trabajo, de levantar la persiana cada día… continuemos cerrando los ojos ante las mentiras que cada día nos cuentan los medios de comunicación pancistas, cerrando los ojos ante lo que nos venden esos partidos políticos que están plagados de corrupción, o lo que nos hacen creer desde un poder judicial que, a base de retorcer la ley, hace que parezcan culpables las víctimas mientras salen de rositas los corruptos.

Por si fuera poco, encima nos toca “entender y tolerar” que los que gobiernan el mundo, los que ganan con las guerras, con el hambre, con las noticias falsas, con el acoso a la gente que se opone a sus desmanes; los que propician que nuestros ancianos mueran abandonados en residencias, los que necesitan reflexionar y vuelven sin dar soluciones, los que diciéndose de izquierdas se comen el morro con el poder empresarial más profundo en detrimento de trabajadores, jóvenes, pensionistas, mujeres… ¡Ellos, parece que no tienen que dar explicaciones de nada¡. Todo se les tolera y se les encubre.

El mundo al revés

Tengo 63 años. Trabajo desde que tenía 17. Y, a día de hoy, llevo 45 años cotizando y pagando impuestos puntual y legalmente, para contribuir a la mejora de mi país.

He luchado siempre por los derechos de hombres y mujeres.

Me han querido insultar llamándome Roja, Feminista, Sindicalista; diciéndome que no tenía máster ni doctorado….

Jamás consiguieron ofenderme con ello.

Me siento orgullosa de ser como soy, de que me consideraran roja, feminista y sindicalista; de haber defendido con uñas y dientes los derechos de todas, en cualquier trinchera, poniendo mi cuerpo y mi corazón al servicio de quien lo necesitaba.

He padecido persecución, acoso e incluso alguna agresión que es mejor no revivir.

¡Y también he reído¡ (factor importantísimo). He disfrutado de cada uno de los logros que conseguíamos arrancar a esos potentados egoístas que solo buscaban su propio interés, que disfrutaban aplastando al contrincante, que intentaban robarnos la vida y la alegría… y se amargaban cuando no lo conseguían.

No pudieron apearme. No señor.

No lograron que diera un paso atrás.

Porque como mujer, en mi vocabulario no existe la palabra “rendirse”.

Porque tengo la esencia y voluntad de los que se sienten de PODEMOS.

Por ello, con el sentido común y la experiencia que me otorgan las “hojas de calendario”, con las vivencias, las alegrías y tristezas que he pasado, con la lucha y con el afecto que siento por los que me rodean (con los que comparto ideas e incluso con los que no las comparto) …

Pido y doy mi voto a PODEMOS.

A todas aquellas personas que van a meter en la urna la papeleta con la opción que “siempre depositaron”, a aquellas que confían más en unas siglas sin alma que en las personas que están luchando por llevarlas a ser felices, a triunfar, a vivir… les ruego que RECAPACITEN.

Mediten, reflexionen:

  • Vivimos un tiempo tremendamente difícil, donde lo más cómodo es callar y achantarse ante el poderoso.
  • Donde, si levantas la voz clamando por vivir dignamente y por salvaguardar tus derechos, los padres de la patria (de la suya, obviamente) te acusan de hacer RUIDO.
  • Transitamos por un camino tortuoso que vamos a tener que recorrer, sí o sí. Una etapa durísima en la que las personas, probablemente, acabarán valiendo poco.

Porque la avalancha de odio, desigualdad y desprecio que nos están echando encima el neofascismo, la derecha complaciente, la socialdemocracia acobardada y los acomplejados rojos que visten de Chanel… no para de caer, pudiendo transformarse en un derrumbamiento completo que arrase con el estado de bienestar, la convivencia y la paz que hemos conocido.

Ya lo estamos viendo.

Y solo hay dos formas de afrontar esta inexorable verdad:

  • Callando y doblegándonos ante el poder, el totalitarismo y el odio, ó
  • Plantando cara al miedo. Teniendo claro que cada paso que no demos será un retroceso en los derechos de nuestros hijos e hijas.

VOTEN A PODEMOS.

Por nosotros mismos, por nuestros hijos y nietos.

Es garantía de PAZ. Es garantía de vida.

Y, recuerden:

No sabrán la altura que tenemos, hasta que no nos pongamos de pie.

Mercedes Pérez Merino fue Diputada de PODEMOS en el Congreso en las Legislaturas XIII y XIV y forma parte de la Candidatura de PODEMOS para las Elecciones Europeas 2024

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