Published On: Mar, Dic 3rd, 2019

SUPERAR EL HORIZONTE MENTAL DEL CAPITALISMO

Fernando Rubio Ballestín
Fernando Rubio Ballestín – Historiador y responsable de comunicación de Galapagar en Común-Izquierda Unida

Desde que el propio sistema capitalista mundial surgiera durante la Revolución Industrial, y llegará a consolidarse en el siglo XX, de una u otra forma, siempre ha habido un cierto afán de superación. El propio sistema ha evolucionado, al igual que sus sistemas políticos, y las propias mentalidades de la sociedad. Sin embargo, ha entrado un sistema de contradicciones en las que el propio ser humano buscaba superarse a sí mismo, en lo que diera un sentido a su mentalidad.

En relación a la idea de progreso, también converge en el horizonte mental de la sociedad. No obstante, el progreso ha sido llevado a una razón crítica, y el propio término queda en contradicción. De nuevo, un breve rastreo deja en evidencia una serie de reticencias sobre el progreso, y su propio afán de superación en la modernidad. Otra vez más, se establece la contradicción de querer entrar en la modernidad estando dentro de la posmodernidad. 

Fuera de los bagajes intelectuales de la idea de fondo, en los momentos de mayor incertidumbre quieren llegar a crearse unas alternativas, al modo de unos proyectos utópicos. En una derrama, la historia recuerda como lo moderno y lo vanguardista dio un auge de los fascismos y los totalitarismos a principios del siglo XX. Lo que más sorprende fue su mensaje y la contestación social a una mayoría de la población, proponiendo una alternativa nueva. Ahora bien, después de que se viera que fue un mensaje totalmente erróneo, se puede llegar a plantear: ¿El análisis fue el equivocado?

Sin llegar a exculpar a nadie, es más se podría culpabilizar mucho más, hay marcos teóricos prácticos que pueden servir de mundo. Lo que replanteo es el análisis realizado por Carl Schmitt (uno de los teóricos del Tercer Reich), en el que planteaba una de las mayores contradicciones sobre el sistema de las democracias liberales. Las reglas del juego del marco parlamentario en democracia son sencillas, la esencia misma del sistema democrático busca tener unos márgenes heterogéneos y así entrar en diálogo para orientar todas las posturas hacia un bien común.

Sin embargo, las condiciones del sistema capitalista mundial, obligan a mirar los intereses del capital sin tener antecedente alguno. En lo que el juego parlamentario, se consolida como un mercado, en el que cada grupo político vela sobre sus intereses y miran la postura general para obtener más por cada interés individual. Una solución, que propone dicho autor, es que la construcción heterogénea no llega a materializarse porque es difícil a la hora de construir la heterogeneidad. Por lo tanto, la construcción de una realidad homogénea sería más fácil, y la democracia sería funcionalmente una de las claves. De nuevo, las consecuencias últimas se asumen a un discurso que canaliza fuerzas contrarrevolucionarias en las que quieren crear esa homogeneidad, suponiendo un peligro.

No obstante, la mirada del sistema parlamentario debería enfocarse en la construcción de una verdadera heterogeneidad, y en la construcción de un diálogo hacia un bien común. La contradicción del propio sistema parlamentario queda en evidencia, al análisis como mercado, y no como un parlamento verdaderamente democrático.

Realizando una breve búsqueda de modelos alternativos a lo largo de la historia del capitalismo, rápidamente nos enfocamos en la construcción del Socialismo de Estado en la URSS o en los distintos estados del bloque socialista mundial. En contraste, el que mayor fijación propuso una alternativa al modelo y llevó las riendas fue el estado soviético. Este sistema rivalizó en una cierta igualdad de condiciones, sobre todo durante los momentos iniciales de la Guerra Fría. Llama la atención, que la definición dialéctica definida de su Filosofía de la Historia era que la antesala de la humanidad y el finde de la historia, era a través de alcanzar el propio socialismo. Esta visión mesiánica discernía mucho de la realidad, y a si fue como problemáticas entre su discurso para establecer lo utópico con la realidad y hacerlo política. Resaltar, la derrama en la que muchos partidos políticos de izquierdas han mirado sobre esta derrama.

Lejos de su actividad combativa, en la búsqueda de la revolución mundial, el Socialismo de Estado buscaba establecer una sociedad nueva. Los límites de esta nueva sociedad, también entraban dentro de una sociedad de consumo. La sociedad tenía unas reclamaciones de este tipo de bienes, en las que la propia mecánica del sistema no daba abasto, y no llego a cubrir esas necesidades. Lo que generaba en esa población era una escasez, no resaltando los puntos más altos, sino en los tiempos que no había la propia sociedad generaba eso productos.

¿Por qué este comportamiento y esta actitud hacia el consumismo? Una dimensión impregnada en la mentalidad de la sociedad y no había escapatoria para ello. Su gran problema de fondo, es que no llegaron a superar el horizonte mental del capitalismo, y por eso la URSS fue un fracaso como proyecto.

Finalmente, el rumbo del neocapitalismo llega a quedar constancia de estas actitudes, en los que los poderes económicos intentar llegar a controlar las instancias políticas. Movimientos sociales transversales, como es el caso de Feminismo y el Ecologismo marcan las pautas de las problemáticas del propio sistema, en la que no necesariamente se sirven del propio juego político estipulado. Así, pues una de los retos del ser humano es no llegar al espacio, sino, llegar a superar el horizonte mental del capitalismo, y superar sus contradicciones.

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