Articulo de Confluencia Torrelodones

Es habitual que los ayuntamientos convoquen a la ciudadanía a llevar a cabo un minuto de silencio en señal de respeto y duelo después de que haya sucedido algún hecho luctuoso con víctimas inocentes.

Ese minuto no devuelve la vida ni consuela a los familiares de la pérdida y el dolor, pero es una manera de expresar solidaridad, respeto y rechazo a la violencia y a los actos terroristas.

Desgraciadamente vivimos una época en la que el terrorismo nos acosa constantemente, cualquier ciudad, cualquier persona puede ser víctima de esta sanguinaria locura.

Nuestro Ayuntamiento  ha convocado en varias ocasiones a guardar un minuto de silencio en la plaza de la Constitución cuando alguna ciudad ha sufrido un ataque terrorista causando la muerte de personas inocentes e indefensas.

Pero no siempre.

En los dos últimos meses han sido muchas las personas que han sufrido el horror, el miedo, el dolor y la muerte en distintos países.

El día 4 de abril, un ataque con gas sarín sobre la provincia de Idlib, en Siria, mató a familias enteras, asfixiándolas mientras dormían. Murieron 83 personas, 20 de ellas menores y 560 resultaron afectadas. Todas inocentes.

No se convocó un minuto de silencio por ellas.

El día 21 de abril un tiroteo en las calles de París dejó un muerto y dos heridos.

A las doce del mediodía de la mañana siguiente estábamos un grupo de personas convocadas para guardar un minuto de silencio por estas víctimas.

El día 22 de mayo, la ciudad de Manchester sufrió un sangriento atentado que dejó 22 muertos, todos muy jóvenes y 120 heridos. Y familias rotas de dolor.

Al día siguiente volvimos a reunirnos en la plaza para manifestar nuestro respeto, solidaridad y rechazo de la violencia.

El día 31 de mayo, la ciudad de Kabul, en Afganistán, sufre un espantoso atentado que deja 90 muertos y más de 300 heridos.

No hubo minuto de silencio.

En el Pleno celebrado el día 25 de abril, nuestra portavoz, doña Ana Martín, solicitó mediante ruego a la señora Alcaldesa, que el Ayuntamiento estableciera un protocolo y se decidiera entre todos los grupos la posibilidad de que se  tuviera en cuenta también a todas esas víctimas que sufren ataques, que son inocentes y que nunca parecen estar presentes a la hora de expresar nuestra solidaridad.

Sin embargo, no ha habido respuesta a este ruego.

Estos actos que pretenden ser una  demostración de unión, de solidaridad, de respeto y de rechazo a la violencia y al terror, se pueden convertir en actos hipócritas, xenófobos y discriminatorios si solo se realizan por algunas víctimas, y deberíamos, al menos, hacer una reflexión sobre ello.

Guardando un minuto de silencio no devolveremos la vida, ni la alegría a las familias destrozadas, no es ningún consuelo. Pero es un gesto  de unión ante la barbarie y de respeto hacia las víctimas.

Las víctimas son todas inocentes, todas se merecen el mismo respeto y la misma solidaridad.