Published On: Jue, Jun 15th, 2023

Algunas reflexiones breves e inconexas

  1. El peligro de que las próximas elecciones nos traigan un gobierno derecha/ultraderecha, es
    innegable, como también lo es el que el riesgo de una nueva derrota de la Izquierda. Para
    impedir ambos hechos y que se pueda consolidar un gobierno de progreso no basta con el
    mantra de que el choque es entre democracia y fascismo; por supuesto esto hay que
    manifestarlo, pero ni debe ni puede ser el centro de nuestro argumentario, ni el del PSOE.
    Lo primero a conseguir es el de la Unidad, si no de todas, si de la inmensa mayoría de las
    fuerzas situadas a la izquierda del PSOE, alcanzado en torno a Yolanda Díaz y SUMAR, y
    a pesar de las enormes dificultades que se han tenido y se tendrán que superar, unidad que
    con todas sus deficiencias era un paso imprescindible.
    Pero además de esa unidad y sobretodo es necesario un proyecto de país que se plasme
    en un programa para las clases trabajadoras, así como para las distintas nacionalidades y
    los distintos pueblos de España.
  2. Por mucho que se quiera ocultar, o no hablar de ellos, los procesos electorales son otra
    faceta más de la lucha de clases. En ellos se dirimen diferentes modelos de sociedad de los
    que unos favorecen más al capital y otros a las clases trabajadoras y populares. Los distintos
    intereses de clase que se dirimen en las próximas elecciones puede que sean, los más
    claros y los que más enfrentados se encuentran de todos los procesos electorales desde la
    reinstauración de la Democracia. En ellas se enfrentan dos modelos uno claramente, y cada
    vez con menos tapujos, capitalista neoliberal y otro moderadamente favorable a las clases
    trabajadoras; del mayor o menor número de diputados y diputadas de SUMAR, dependerá
    que esa moderación de un posible gobierno de progreso sea mayor o menor. En el poco
    tiempo que queda hasta el 23J es esencial explicar de la manera más sencilla y simple
    a lo que nos enfrentamos.
  3. Tenemos que tener claro que los actuales votantes de la derecha que en su momento
    confiaron en las candidaturas del PSOE o de la izquierda y que han dejado de confiar
    en estas formaciones, siguen siendo tan demócratas como cuando nos votaban.
    Su cambio puede ser como consecuencia de que, con más frecuencia de la que se
    debiera, formaciones de izquierdas apenas contemplan las sensibilidades de las
    grandes mayorías.
    Otra causa de ese abandono puede deberse a que, a gran parte de esas mayorías que
    antes apoyaban a la izquierda transformadora, no se sienten totalmente algunos
    planeamientos y políticas políticas de defensa radical de minorías que, quizás por una
    falta de pedagogía que explique la ligazón entre las principales sensibilidades de las
    mayorías con esas políticas, por lo que estas no les son asumibles.
  4. Las políticas que se han puesto en práctica durante estos años no han sido suficientes
    para animar al voto de sectores de las clases trabajadoras y populares. No hay
    entusiasmo detrás de esas políticas. Cuando se hacen políticas pensadas para clases
    medias sociales muchas de ellas, pero pocas redistributivas se crea desencanto; pero
    sobre todo cuando no se cambia ni se combate la superestructura que sirve a la derecha
    y le ha dado una hegemonía ideológica, se está favoreciendo el dominio de una derecha
    cada vez más extrema.
  5. Cuando con una actuación política tenemos éxito lo achacamos a nuestros aciertos; por
    ello cuando fracasamos o el éxito es menor del esperado tenemos la obligación de
    pensar que, además de factores externos a nosotros, se debe a nuestros errores. Éxitos
    o fracasos dependen tanto de condicionantes externos como internos; de los cambios
    en la organización social, del comportamiento de los medios de comunicación social y
    de muchos otros factores, pero también en gran medida de la lectura que la organización
    política hace de ellos, sí como de los errores en la propia organización.
  6. No puede fiarse todo al miedo a la derecha, la experiencia de las elecciones madrileñas de
    hace dos años lo dejaron bien claro. Es necesario despertar ilusión, no se puede recurrir
    sólo al miedo. El discurso de la izquierda debería estar centrado en los logros de estos años
    y en crear la ilusión entre las clases trabajadoras de que van a aumentar
    ¿Hay que parar a las derechas para evitar esas políticas neoliberales así como los
    retrocesos en medidas sociales, de igualdad y ambientales? Sin vacilación ¿Hay que
    impulsar a las izquierdas transformadoras para poner en marcha medidas que, aunque
    moderadas favorecen a las clases trabajadoras? Sin ninguna duda, siempre siendo
    conscientes de que ello es llevar adelante un proyecto transformador en un marco –
    económico, político, pero también moral y cognitivo– neoliberal. Toda la movilización
    necesaria para lograrlo. Pero no es suficiente con repetir las mismas políticas, se
    necesita más valentía y movilización social y política.

    P.D. Ahora lo que toca es unir fuerzas en torno al proyecto político de SUMAR como única
    vía de frenar a la derecha y poder dar continuidad a un gobierno de progreso, de más
    progreso que el que ahora vive sus últimos días. Los debates sobre el futuro de la izquierda
    después del 23 J.

José Ramon Mendoza ha sido concejal de Izquierda Unida en Hoyo de Manzanares en varias legislaturas

José Ramón Mendoza

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